Pa echarle de comer a parte. Así estuvo Manuel Carrasco anoche en Málaga. Un concierto que en palabras del artista fue "uno de los más importantes de su vida".

Y de las nuestras. Para recordar una y mil veces, porque se quedó grabado a fuego en nuestros corazones, que palpitaban al son que Manuel marcaba.

Noche de Perseidas, de observar la lluvia de estrellas en el cielo. Pero sin duda, la estrella que más brillaba estaba sobre el escenario del Auditorio.

Derrochando energía, sembrando optimismo, transmitiendo vitalidad, recogiendo su voz (¡ay, qué voz!) y consiguiendo acelerar el pulso de los presentes.

Y todavía habrá quien se pregunte que por qué agota localidades concierto tras concierto.
Pues porque es el más versátil. Porque es el más popero, pero también el más rockero. Además del más rumbero, carnavalero y flamenco.

Con la banda al completo, a piano y voz o con la guitarra. ¡Si se atreve hasta con verdiales por fandangos! Lo dicho, camaleónico como ningún otro artista.

Y es que Manuel es sentimiento. Es emoción. Es magia. Es luz. Es baile y es viento.
Y así lo viví. Como un baile lento con canciones susurradas al oído. Y un baile de energía que levanta pasiones.
Gracias, Manuel. Contigo bailaremos hasta huracanes.

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